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desde el paladar
me sujeto firme al río
y tiemblo
porque cada oleada
es un vocablo inóspito

de lo que fue playa
queda mi lengua árida
repleta de espuma

de lo que fue un verso
queda encallado
el naufragio póstumo
en el devenir de la rompiente

del agua y su sonido
resulta este poema
inundado y terco

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