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- espero nunca me abandones - le decía mientras recorría con ella esos senderos vitales que lo separaban, de vez en cuando, de sí mismo para inundárse en sus manos - espero siempre tenerte cerca y que seamos uno...

ella permanecía en silencio... sin aportar nada

- por favor- él sollozaba - regaláme el don de tus palabras. vierte mi mente de aquellas navajas líricas y dejáme expresarme como es debido...

ella, su inspiración no respondía...

ella, su inspiración ya había muerto...

el poeta se lamentaba...

el poeta se lamentaba... se lamentaba no acompañarla al eterno descanso...

el poeta se lamentaba no haber hecho lo imposible por tenerla a su lado, cuando era el momento indicado...

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